8 Enero 2012
ATALAYA FAMILIAR: LA NECESIDAD DE FORMARSE
Termino, por el momento, las entregas dedicadas a las familias creyentes, que pienso pueden valer también para otras que quieran acercarse con buena voluntad a esta atalaya. Espero haber satisfecho el deseo de esos amigos que me lo han demandado, esperando que no se me enfaden si vuelvo a mi estilo habitual de escribir para orientar a la familia en general, creyente o no. Realmente los temas a tratar son los mismos y las soluciones parecidas aunque, en mi opinión, hay una diferencia importante como es que el creyente se apoya y pone su confianza en Dios. Esto, aunque alguno no se lo crea ayuda bastante.Hoy quiero abordar esas situaciones en que los hijos, sobre todo entre los 12 y 15 años más o menos, abordan a sus padres con preguntas en relación con las prácticas religiosas, que pueden “descolocarles” un poco. Pienso que lo malo en estos casos es ponerse nervioso y lo peor ponerse intransigente.En primer lugar deberíamos pensar que, además de rebeldía, tiene dudas planteadas, en la mayoría de los casos, porque en su entorno de amigos no piensan igual que sus padres y necesitan argumentos para fundamentar sus opiniones y, sobre todo, sus actuaciones. Sus rebeldías nos están diciendo "explícame la razón de tus ideas, por qué piensas y actúas de esa manera".
Veamos, brevemente, algunos ejemplos que pueden servirnos como referencias para otros casos parecidos. Más que en la forma de resolverlos considero interesante la actitud a adoptar en las respuestas.
• Unas veces la pregunta puede ir sobre por qué tiene que ir a Misa argumentando, además, que no siente ni le dice nada.
• La respuesta podría ir por el siguiente camino:
Tal vez no has entendido bien por qué vamos a Misa. No lo hacemos para sentir, disfrutar o cosas semejantes. Si lo ves como un entretenimiento dominical le sacarás menos partido que a una buena película o a otra diversión.
Vamos para darle a Dios la adoración que merece. La Misa es una oración, un sacrificio a Dios ofrecido por Jesús mismo y, también, un agradecimiento por tantas cosas como nos da.
Además, en ella pedimos las fuerzas espirituales necesarias para sacar nuestras dificultades adelante.
Empieza a ir a Misa con estas ideas, sigue las oraciones y las lecturas con atención, pensando lo que allí se dice y verás como poco a poco la comprendes mejor. Finalmente, al empezar pide ayuda a la Virgen y a tu ángel de la guarda par no distraerte y atender mejor.- Otra posible pregunta podría ser: ¿Por qué tengo que atenerme a unas normas si yo puedo encontrar a Dios directamente?- La respuesta puede fundamentarse en los argumentos siguientes:
A Dios lo puedes encontrar a poco que te esfuerces, estoy de acuerdo.
Si tienes un poco de sensibilidad y levantas la cabeza, te sobran motivos y ocasiones para encontrarle. No obstante deberías pensar que Dios nos conoce muy bien pues nos ha creado y, por eso, ha puesto unas formas para ayudarnos.
Mira, para subir a un edificio puedes intentarlo por la fachada, con cuerdas y poleas, pero el que lo construyó puso escaleras y ascensores, si los usas llegarás antes y con menos esfuerzo.
Jesús, el Hijo de Dios, fundó la Iglesia y dejó en ella esas fórmulas que nos faciliten el encuentro con su Padre. Te aconsejo que no pierdas el tiempo y gastes energías en algo que ya está inventado. Además, esas normas no son rígidas sino que se pueden adaptar a tu forma de ser, a tu personalidad. Por otros caminos sólo darías vueltas para llegar a esto.
Hasta aquí, a modo de ejemplo, dos de esas cosas de la preadolescencia pero, metido uno en esa época que presenta sus dificultades, se puede olvidar que antes pueden venir preguntas como la de un niño de unos 7 años que le dice a su madre:+ ¿Si papá no reza por qué tengo que rezar yo?
Ante una cuestión así uno se para un momento, piensa y responde algo como esto:+ Tú no ves a papá tanto tiempo al día como para saber si, en esos ratos que no está contigo, reza o no. Por otra parte, si ves que rezan otras personas, por qué no las imitas y dejas de buscar disculpas.
Rezar es hablar con Dios, hacernos amigos de Él, contarle nuestras cosas y pedirle su ayuda. Si quieres ser amigo de alguien tienes que hablarle, pues eso es rezar. ¿No quieres ser su amigo?
También puedes invitar a papá a rezar para que lo hagáis juntos.
(Aviso: por favor, prevengamos al padre para que no le pillen en fuera de juego)*** CONCLUSIÓN:
Como siempre los hijos aprenderán de los padres, de lo que les muestren con su vida. Después el ser humano puede dar muchas vueltas, coger caminos mejores o peores, pero lo que se aprende bien y al principio de la vida, lo que se ve en el ejemplo de esos que saben ir por delante con buenos ejemplos, aflora de alguna manera y en algún momento. Debe ser nuestra esperanza, basada en hechos reales que han existido, existen y existirán.
Por eso, entre otros motivos, necesitan los padres una formación cristiana adecuada, no sólo hay que ser un profesional formado de esto o de lo otro. Hay que tener un conocimiento doctrinal acorde con la edad e inteligencia de cada uno.
Hay que buscar tiempo y medios adecuados y serios para mejorar contínuamente nuestros criterios religiosos y ponerlos al día. Nos va en ello nuestra propia felicidad y la de los nuestros. Estoy escribiendo para quienes creen en una felicidad eterna, casi nada. NOTA:
En el artículo anterior facilité unas páginas que, por llamarlas de alguna forma, contienen la doctrina oficial de la Iglesia. Ahora cito otras que, sin ser tan oficiales, contienen buenos fundamentos, se ajustan a esa doctrina y me han ayudado mucho:http://www.revistaecclesia.com/http://www.zenit.org/0?l=spanishhttp://www.opusdei.org/http://www.aceprensa.com/http://www.forumlibertas.com/http://www.alfayomega.es/http://www.almudi.org/http://es.catholic.net/
Alejandro González(El Vigía)
http://feedproxy.google.com/~r/blogspot/lodiW/~3/x4QSOT7KExA/la-necesidad-de-formarse.html